THE SECOND PART OF HENRY IV, CONTAINING HIS DEATH AND THE CORONATION OF HENRY THE FIFTH
La primera parte de Enrique IV
fue un gran éxito, por lo que no es extraño que la secuela tardara poco
en presentarse (se escribió entre 1597 y 1598). Siempre atento a los
gustos de su público, el personaje de Sir John Falstaff -que había
encandilado incluso a la propia reina Isabel- se hace dueño y señor de
la obra (un 20% de las líneas son suyas, más que Enrique IV y su hijo
juntos). Un segundo elemento destacado es el proceso de decadencia
física y espiritual del propio Enrique IV. Por lo que a escenas de
guerra se refiere -al contrario que en la primera parte- este episodio
carece de ellas. Por tanto, mientras que la primera entrega tiene mucho
de la juventud, las ganas de vivir y el ardor guerrero de los dos
Henries (el príncipe Hal y Hotspur), en esta segunda asistimos al ocaso
de dos ancianos: el rey Enrique y Sir John Falstaff.
Las fuentes de la obra son las mismas que en la entrega anterior: las
Crónicas de Holished y la anónima
Las famosas victorias de Enrique V.
La historia se retoma donde la primera parte la dejó: el conde de
Northumberland -enterado de la muerte en batalla de su hijo Hotspur-
decide unirse a una nueva rebelión encabezada por el arzobispo de York.
Mientras, el rey Enrique -cada vez más enfermo- asiste hundido a su
final como persosa y como monarca, agonía que se agudiza porque su
heredero, el príncipe Harry, ha vuelto a frecuentar las tabernas y la
compañía de Sir John Falstaff. Con el fin de tratar de separarles, se
ordena a Falstaff marchar a combatir la nueve revuelta.
Si no quieres saber cómo termina la obra, para de leer aquí.
La trama referente al alzamiento contra Enrique IV se despacha de un
modo rápido -abrupto, de hecho- pero históricamente veraz: John de
Lancaster -también hijo del rey Enrique- convence a los líderes
rebeldes de que se ha declarado una tregua. Cuando los líderes
sublevados ordenan a sus tropas que se dispersen, Lascaster los arresta
y ordena su ejecución. Lo cierta es que la primera vez uno se queda
bastante descolocado (lo previsible era una gran batalla), pero es lo
que hay :)
El argumento centrado en Falstaff tiene tres momentos destacados:
-Por un lado, sus ingeniosos diálogos con el Lord Chief Justice,
funcionario real encargado de mantener el orden y archi-enemigo de
natural del anárquico Falstaff. Al principio, Sir John se burla de él,
pero habrá tiempo para la revancha.
-Por otro, las escenas de taberna, en compañía de la entrañable
Mistress Quickly -dueña del local y contrapunto femenino de Sir John- y
la prostituta Doll Tearsheet, deseada por la lujuria de Falstaff
(¡lástima que el cuerpo del anciano no esté a la altura de las
circunstancias!)
-Y por último, los momentos en un pueblo de Gloucestershire en compañía
de Master Shallow -antiguo conocido de Sir John que pasa allí su vejez
en calidad de juez de paz-. Sir John lo visita con el objetivo de
reclutar hombres que lo acompañen a la guerra -y todo lo que encuentra
son desastrosos candidatos con nombres tales como "Mouldy" (mohoso),
"Wart" (verruga) o "Feeble" (débil)-. Falstaff aprovecha la ocasión
para rememorar viejos tiempos y correrías con su antiguo camarada
Shallow (aunque que confiesa más tarde que la mayoría son simples
invenciones fruto de la vejez).
Por lo que a los Enriques -rey y príncipe- respecta, asistimos a la
lenta agonía del monarca, producida por la enfermedad, el sentimiento
de culpa y las revueltas internas (agonía plasmada en el monólogo que
incluye la celebre frase"Inquieta yace la cabeza que lleva una
corona"). Mientras, el príncipe está ansioso por llegar a ser rey. De
hecho, le toma la corona a éste de su almohada cuando está moribundo.
En un último esfuerzo, Enrique IV se levanta de la cama para
reprocharle el gesto a su hijo, aunque, finalmente ambos se reconcilian
y el rey muere en paz. El príncipe Harry es ahora Enrique V de
Inglaterra.
Enterado del hecho, Falstaff vuelve apresuradamente a Londres: su
momento ha llegado, su amigo, su camarada, su hijo de picardías y
juergas es ahora el nuevo soberano. Tiene la vida resulta. (O eso cree
él).
Llegamos a la escena final de la obra. Triste, tristísima, de hecho, de
las más trágicas de toda la produccción de Shakespeare: Falstaff
irrumpe en la coronación, pero Hal -el muchacho que conoció- ya no
existe. Ese chico es ahora el rey Enrique V de Inglaterra. Por tanto,
reniega de Falstaff ("No te conozco, viejo"). El Lord Chief Justice, el
jurado enemigo de Sir John, tiene por fin la oportunidad de tomarse su
revancha: lo detiene y ordena su encarcelamiento. Después de haber
pasado más de cuatro horas con Falstaff, después de haber sido
irremisiblemente seducidos por su encanto, su ingenio y su ternura,
este es un momento muy duro. Duró, sí, pero necesario: la formación del
príncipe ha terminado, ahora es el rey y ha de decir adiós al pasado
del niñato para saludar al futuro de responsabilidades. Al fin y al
cabo, todo el mundo -en mayor o menor medida- acaba traicionado a su
"Falstaff" particular :)
Resumiendo, que cualquiera que haya visto-leído la primera parte de
Enrique IV tiene una cita obligada con esta segunda. Se presentan los
problemas de siempre (un montón de nombres de la nobleza, lo que hace
que resulte un poco liosa; los chistes de Falstaff y compañía son
difíciles de pillar sin la ayuda de una buena edición...) pero la
fuerza irrefrenable de Sir John puede con todo.
Cierro con mi cita favorita de esta obra, y una de mis predilectas
dentro de la toda la producción de Shakespeare. (También lo debió de
ser de Orson Welles, pues dio título a su magistral película sobre
Falstaff):
"Hemos escuchado las campanadas a medianoche, maese Shallow".
En efecto, todos, en mayor o menor medida, lo hemos hecho. Todos hemos
sido jóvenes, y hemos hecho cosas propias de la juventud, hasta que un
día dejamos de serlo.