THE FIRST PART OF HENRY IV, WITH THE LIFE AND DEATH OF HENRY SURNAMED HOTSPUR

Continuación de Ricardo II, la bilogía (sí, existe esta palabra, que lo he mirado) de Enrique IV narra el reinado de dicho monarca, y todas las guerras en las que se vio envuelto (tanto las de armas contra nobles insurrectos como las de alma contra sí mismo). Pero, sobre todo, las dos partes de Enrique IV suponen la entrada en escena de una de las más geniales creaciones dramáticas de William Shakespeare (quizás, tan sólo superado por Hamlet): Sir John Falstaff. Lo curioso del caso es que, a primera vista, Falstaff es tan sólo un personaje de una trama cómica secundaria a la histórico-dramática de Enrique IV y sus luchas de poder pero, a la hora de la verdad, Falstaff y su arrollador carisma se apoderan de la obra (quizás, hasta del propio Shakespeare mientras la escribía) y resulta ser el papel más largo de toda la primera parte de Enrique IV.

Pese a su noble origen, Sir John es un personaje muy venido a menos: gordinflón y gorrón a partes iguales, sobrevive gracias a su ingenio y su cara dura, no a sus riquezas, y vive al día alojado en una taberna de mala muerte. En ese ambiente de juerga y bohemia es donde el príncipe Harry (hijo de Enrique IV) y Falstaff viven sus aventuras. Pero, no obstante, más allá de ser un personaje cómico, Falstaff también es inteligente, y, entres sus bromas y chistes, siempre encuentra espacio para ponerse serio y dejar fluir su vena filosófica -y cínica-, diciendo verdades como puños.

Es ese precisamente el nexo de unión entre dos personajes tan diferentes como Enrique IV y Sir John Falstaff: el principe Harry (Hal, para Falstaff). En efecto, uno de los mayores problemas del monarca es que no es capaz de hacer que su hijo sea un príncipe acorde a los cánones medievales y por extensión no logra tener una buena relación paterno-filial con él. Sir John, por otra parte, sí parece ser esa figura paterna que el príncipa Harry necesita, y, a su modo, también le está dando una educación, aunque poco ortodoxa: le está descubriendo al pueblo llano que puebla las calles y las tabernas de Londres, y le está enseñando lo que realmente es la vida, a espabilar y tener picardía.

Pero el joven príncipe Harry también tiene un personaje paralelo en el que mirarse (con el que, para agudizar la similitud, le une el nombre de pila): Harry Percy (cuyo apodo es “Hotspur” -espuela caliente- por lo fiero y temperamental que es). En este hijo de un noble del norte (el conde de Northumberland) ve Enrique IV todo lo que desearía en su hijo: interés por los asuntos de estado y grandes aptitudes militares. (Aquí conviene aclarar que Shakespeare se toma una licencia con finalidad dramática, pues “Hotspur” realmente era bastante mayor que el príncipe Harry). De hecho, tal es el interés político-militar de “Hotspur”, que protagoniza una rebelión contra Enrique IV.

Así pues, la obra se presenta sobre estos tres ejes: el histórico de la lucha de poder entre Enrique IV y “Hotspur”, el dramático de la agria relación de Enrique IV consigo mismo y con su hijo, y las cómicos aventuras de Sir John Falstaff. En otras palabras, que Shakespeare funde con inigualable maestría en una misma pieza los tres principales géneros de su producción dramática (lo que viene a recordarnos que en el teatro, como en la vida, ni todo en trágico ni todo en cómico).

La primera parte de Enrique IV fue escrita entre 1596 y 1597 y, como siempre es sus obras históricas, las principal fuente de William Shakespeare son las Crónicas del historiador Holinshed, aunque la idea de que el príncipe Harry era un juerguista (algo que no está históricamente demostrado) puede que la tomara de la obra anónima Las famosa victorias de Enrique V, donde aparece un personaje con ciertas resonancias de Falstaff.

La historia comienza cuando un atormentado rey Enrique IV manifiesta que todavía no ha cumplido con la promesa de ir a Tierra Santa para lavar la culpa que siente por haber participado en la muerte del monarca anterior (Ricardo II), pero no puede, pues la inestabilidad interna en Inglaterra le impide marcharse. Su hijo Harry, por su parte, pasa la mayor parte del tiempo de correrías nocturnas con el golfo de Sir John Falstaff. La situación interna se vuelve tan tensa, que se produce una insurrección en toda regla contra el poder real, liderada por el hijo del conde Northumberland, Harry Percy, con el objetivo de colocar a su cuñado -Edmund Mortiner- en el trono. Ante la inminencia de la batalla decisiva, tanto el príncipe Harry como Sir John Falstaff tendrán que abandonar su vida disoluta y afrontar los rigores de la batalla.

Si te decides a leer (o ver) Enrique IV, tienes que tener en cuenta -como en todas las obras históricas- que resulta fácil perderse un poco, ya que hay muchos personajes, en su mayoría nobles y, para colmo, se les suele denominar por varios nombres (Harry Percy-Hotspur). Por tanto, paciencia entre tanto conde de Northumberland, Worcester o Westmoreland.

Por otro lado, la comicidad de Sir John Falstaff ha soportado muy mal el paso del tiempo: muchos de sus chistes se basan en juegos de palabras o referencias evidentes en el Londres del 1600, pero que ahora se han perdido. Por tanto, una buena edición con anotaciones es, una vez más, esencial para apreciar al personaje en toda su grandeza. Por otro lado, también es vital que el actor haga un buen trabajo interpretativo. De hecho, Falstaff es un gran reto al que todo actor se debería enfrentar.


Si no quieres saber cómo termina la obra, para de leer aquí.



La batalla decisiva se librará en Shrewsbury.y allí acuden todos los personajes decisivas con diferentes ánimos y objetivos: Enrique IV y Hotspur, para dilucidar quién ha de ocupar el trono de Inglaterra; el príncipe Harry, para demostrarle a su padre y al mundo que es digno de ser el futuro rey inglés, mientras que Sir John Falstaff intentará sobrevivir y, si es posible, arañar algún beneficio de todo aquello.

Ambos Harries se encuentran en combate singular (algo que históricamente no ocurrió) y es el príncipe quien vence, dejando herido de muerte a Hotspur. Éste, agonizante, recita un bello monólogo, que la muerte le impide cerrar: “Percy, eres polvo y comida para los...”. La frase la completa el príncipe Harry diciendo “gusanos, valiente Percy”, y luego pronuncia otro monólogo de despedida y alabanza hacia su antagonista. Se ha producido el cambio, el relevo, la transmisión de poderes: el príncipe díscolo se ha enfrentado a su primer reto serio y lo ha superado. Quizás, después de todo, aquí puede que haya un rey, un gran rey, en ciernes.

A renglón seguido, el príncipe Harry encuentra el cuerpo de Falstaff yaciendo en el suelo. Creyéndolo muerto, Harry le dirige también un pequeño discurso funerario, pero, en un truco tan viejo como el teatro y que todavía se usa, Falstaff se levanta: tan sólo había simulado estar muerto para protegerse de la batalla. Fiel a sus principios, Sir John toma en cuerpo de Percy para afirmar que él lo mató y reclamar una recompensa.

Y así termina la obra, con todo listo para la segunda parte de esta historia, desenlace del triángulo amor-odio entre Enrique IV, su hijo Harry y Sir John Falstaff.

En resumen, la primera parte de Enrique IV es mucho más que una pieza dramática sobre la historia de Inglaterra, es una obra sobre la lucha por el poder, los remordimientos por el pasado, una interesante reflexión sobre la paternidad y las relaciones padres e hijos, y un historia sobre cómo un joven ha de enfrentarse a los retos que supone la maduración personal.

Y, por supuesto, está Falstaff. Cierro con un fragmento de la relación que hace sobre el honor antes de la batalla de Shewsbury, uno de mis pasajes favoritos de Shakespeare.  :)

¿Puede el honor arreglarme una pierna? No ¿O un brazo? No ¿O aliviarme el dolor de una herida? No. Entonces, el honor no tiene dotes de cirujano. ¿Qué es el honor? Una palabra ¿Qué hay en esa palabra "honor"? ¿Qué es el honor? Aire.