THE TWO GENTLEMEN OF VERONA
Dos hidalgos de Verona
es una de las primeras comedias de Shakespeare (quizás la primera) y
es, para bien y para mal, la obra de un autor joven e inexperto, de un
aprendiz que empieza a experimentar con su talento. No hay grandes
monólogos, ni diálogos particularmente memorables, los personajes no
están muy desarrollados (de hecho, como veremos, el más famoso es un
perro), pero, por otro lado, es una pieza donde se plasma la locura y
el ímpetu con que los jóvenes viven la vida y el amor. Además, se la
puede considerar, en cierto modo, como un precedente de Romeo y Julieta,
pues coinciden -aparte del tema del impulsivo amor juvenil- ciudad
(Verona) y el nombre de una de las protagonistas es Julia. Por otro
lado, también es la primera vez que WS experimenta con algunos de los
recursos que más juego le iban a dar en comedias posteriores: la chica
que va en busca de su amado (Helena en Bien está lo que bien acaba), la chica que se disfraza de chico (Portia en El mercader de Venecia, Rosalind en Como gustéis y Viola en Noche de Reyes)
y la presencia de un bosque como lugar idealizado donde conviven
aquellos que no encajan en la aburrida sociedad de todos los días (El sueño de una noche de Verano y Como gustéis).
Por otra parte, el final de la historia plantea un par de situaciones
inquietantes, escandalosas incluso, que hacen que la obra (y los puntos
de vistas y opiniones de Shakespeare) sean visto con recelo y reproche
por algunos, al igual que ocurre en otra de las comedias tempranas: La fierecilla domada.
Aunque no se puede documentar, evidencias estilísticas invitan a datar a Dos hidalgos de Verona a comienzos de las década de 1590. La principal fuente en la que se inspira Shakespeare son las obras Titus y Gisippus de El Decameron de Boccaccio y Diana enamorada,
escrita en español por el portugués Jorge de Montemayor. Ignoramos si
Shakespeare leyó las obras en sus idiomas originales o en las
traducciones al inglés que circulaban. Tampoco, como ya se dijo, se puede descartar que el Romeo y Julieta de Brooke sirviera de inspirarción.
La trama se centra en dos parejas (y un triángulo amoroso): Por un
lado, Valentine (quizás, el nombre se toma como símbolo del amor fiel y
puro de los cristianos) y Silvia, y, por otro, Proteus, amigo del alma
de Valentine, y Julia. Al comienzo de la obra, Valentine se va de
Verona a Milán (donde estará al servicio del duque del ciudad) en busca
de conocer mundo, mientras que Proteus prefiere quedarse en Verona,
donde está su amada Julia. No obstante, el padre de Proteus cree que
para la formación de su hijo es fundamental que viaje y lo manda junto
a su amigo. Este se ha enamorado de Silvia, hija del Duque. Ella le
corresponde, pero su padre quiere que se case con otro hombre, por lo
que la pareja planea fugarse. Al llegar a Milán, Proteus se encuentra
con su amigo Valentine, y conoce a Silvia. De inmediato, él también se
enamora de ella, renegando del amor que le había jurado a Julia antes
de partir. Triángulo amoroso a la vista. Por otro lado, la carga cómica
de la obra la llevan los criados de los dos nobles protagonistas: el
ingenioso Speed (al servicio de Valentine) y el más simplón Launce
(criado de Proteus), que mantiene memorables diálogos -en la práctica,
monólogos- con su perro Crab.
Si no quieres saber cómo termina la obra, para de leer aquí.
Como en el amor y en la guerra todo vale, Protues, que conoce los
planes de fuga de Valentine y Silvia, los delata ante el Duque de
Milán, que destierra a Valentine. Este escapa a un bosque, donde llega
a ser el líder de una banda de ladrones al más puro estilo Robin Hood.
Parece que Proteus tiene el camino libre ahora, pero Silvia lo rechaza.
Para terminar de complicar el asunto, Julia -disfrazada de chico- ha
llegado a Milán en busca de su novio, quien no la reconoce y lo acepta
como criado. Al servicio de Proteus, Julia descubre que su novio le ha
dicho a Silvia que ella está muerta y ha intentado regalarle un anillo
que Julia le dio en prueba de amor. Harta de la situación, Silvia
escapa en busca de su amado Valentine. Proteus, Julia y el Duque de
Milán van tras ella. En el bosque, Silvia es atacada por la banda
de Valentine, pero Proteus la salva y, sin poder aguantar más, decide
tomarla por la fuerza ("Te amaré contra la naturaleza del amor, te
forzaré", una frase que se censura en algunas producciones de la obra
del siglo XIX). En este momento, Valentine aparece y le reprocha su
comportamiento a Proteus, que se arrepiente de haber delatado a su
amigo (pero, no muestra ningún remordimiento por haber intentado violar
a Silvia), y le pide perdón a su camarada. Valentine le perdona, y, en
prueba de amistad, le dice a Proteus que se quede él con Silvia, que
una mujer no puede estar por encima de su larga relación de amigos.
Entonces, Julia también se quita el disfraz, Proteus se da cuenta de su
error y le pide que vuelva a ser su novia, cosa que Julia acepta. Y así
la obra termina con las dos parejas de amantes de nuevo unidas.
Como ya se anunció, el final de la obra es tan chocante (para muchos,
hasta escandaloso) como inverosímil. Por un lado, el teórico héroe
Proteus intenta violar a una mujer y tampoco parece particularmente
avergonzado, mientras que el otro héroe -Valentine- la cede a su novia
a su amigo como quien regala una mercancía. Pero Julia se quita el
disfraz (también cuesta creer que un chico no reconozca a su novia
vestdia de hombre) y, por arte de magia, Proteus vuelve a estar
enamorado de ella. ¿Qué pretendía Shakespeare con esto?
Una vez más, hay muchas teorías, desde que el joven e inexperto
Shakespeare no encontró mejor manera de rematar la historia, hasta que,
simplemente, quiere dejar bien claro que los dos protagonistas son tan
solo un par de jovenzuelos caprichosos e inmaduros (¿acaso no es así el
amor juvenil? Conviene recordar que, hasta el momento en que conoce a
Julieta, Romeo creía que el amor de su vida era una tal Rosalind). A
este respecto, el crítico Harold Goddard sostiene que los verdaderos
"dos hidalgos de Verona" son los criados Speed y Launce, puesto que
Valentine y Proteus poca nobleza demuestran con su comportamiento,
siendo más bien un par de niñatos malcriados. También se puede
interpretar del final de la obra que la amistad es siempre más
importante que el amor (una teoría con la que muchos jóvenes de la
actualidad estarían muy de acuerdo: "Las novias vienen y van, pero los
colegas con para siempre", dicen ellos con frecuencia).
Las heroínas, por su parte, si parecen más sólidas y decididas, en
especial Julia, que es capaz de ir en busca de su amado, luchar por él
con ingenio y, al final, reclamar su amor. Sin duda, una predecesora de
las futuras Rosalind y Viola.
En cualquier caso, recalco que lo más memorable de la obra son Launce y
Crab. Lo más fácil es usar un perro de peluche, pero siempre queda
mejor usar uno de verdad. Cierro con las palabras que le dirige a su
mascota Launce, reprochándole que todo el mundo llora su marcha a Milán
con su jefe, excepto él:
"Creo que mi perro Crab es el de naturaleza más agria que existe. Mi
madre, sollozando; mi padre, lamentándose; mi hermana, llorando,
nuestra criada, dando voces; nuestro gato, tirándose de los bigotes y
toda la casa conmocionada, y, no obstante, este can de cruel corazón no
ha sido capaz de verter ni una lágrima. Es de piedra"