THE TRAGEDY OF ANTONY AND CLEOPATRA.
Escrita entre 1606 y 1607, Antonio y Cleopatra (Antonio
es más conocido comúmente como Marco Antonio) no es de las tragedias
más famosas ni mejores de William Shakespeare (en duro tener que
competir con Hamlet o El rey Lear),
pero ofrece momentos de excelente lirismo y, sobre todo, presenta al
personaje femenino más complejo de toda la obra de Shakespeare: la
propia Cleopatra. En efecto,
este es el más papel más exigente y lleno de matices -y, por tanto, el
más atractivo- que Will ofrece a una actriz de mediana edad.
Además, forma parte de dos trilogías de tragedias shakespirianas: la del Amor y la pareja (junto a Romeo y Julieta y Otelo) y la de Roma (junto a Julio César y Coriolano). De hecho, como veremos, Antonio y Cleopatra se puede considerar, de diferentes maneras, como una continuación tanto de Romeo y Julieta como de Julio César.
Para la redacción de su obra, Shakespeare -como de costumbre- se basa
en fuentes externas, en este caso la traducción que Thomas North había
hecho de los textos del historiador Plutarco. Shakespeare es más fiel a
los hechos históricos que en otras ocasiones, aunque se toma alguna que
otra licencia, principalmente comprimir en el tiempo hechos que
ocurrieron con años de distancia.
La obra se centra en dos ejes:
-El triángulo que forman Antonio, Cleopatra y Augusto (aunque no es
amoroso, Augusto sólo tiene motivaciones políticas durante la obra. En
este sentido, cabe destacar que Augusto no es un "malo". Sus
motivaciones son legítimas y su manera de actuar es honorable. Por
tanto, Antonio y Cleopatra es una obra sin "buenos" ni "malos".
-La oposición y el contraste de conceptos, tales como: amor-guerra,
Egipto y su sensualidad-Roma y su pragmatismo, el deber de Antonio como
político-la debilidad de Antonio como amante...
El argumento se centra, por un lado en la historia de amor entre
Antonio y Cleopatra, y, por otro, en su lucha por el poder dentro del
Imperio Romano.
Si no quieres saber cómo termina la obra, para de leer aquí.
Tomando la historia donde
Julio César
la dejó, Marco Antonio, Lépido y Octavio Augusto forman el Triunvirato
que controla el Imperio Romano. Sin embargo, Antonio está mucho más
pendiente de su relación con Cleopatra que de sus obligaciones como
mandatario de Roma. Aprovechando esta aparente debilidad, Pompeyo se
rebela. Antonio vuelve a Roma para intentar arreglar las cosas, y
refuerza su alianza con Octavio Agusto casándose con su hermana Octavia
(lo que, obviamente, hace montar en cólera a Cleopatra). De nuevo en
Egipto, Marco Antonio vuelve con Cleopatra. Esto hace que Augusto
termine por declararles la guerra. En la batalla decisiva, las tropas
de Cleopatra dejan vendido a Antonio. Para aplacar el enfado de su
amado, Cleopatra le hace llega la noticia falsa de que ella se ha
suicidado. Hundido, Marco Antonio también se suicida. Sin el hombre al
que ama, y avocada a verse convertida en una esclava, Cleopatra también
pone fin a su vida (con la famosa picadura del aspid). La obra termina
con el regreso triunfal de Octavio Augusto a Roma.
La relación con
Julio César ya ha quedado claro, pero, ¿y con
Romeo y Julieta?
Bueno, no hace falta ser un lince para darse cuenta de que ambas son
historias de dos amantes apasionados que terminan suicidándose. De
hecho, Antonio y Cleopatra son Romeo y Julieta con más años, con más
vida a las espaldas...En otras palabras, si
Romeo y Julieta es el amor adolescente,
Antonio y Cleopatra
es el amor maduro. Así, la misma lucha entre el Amor y la Guerra (Venus
contra Marte) que vimos en Romeo y Julieta tambíén se da aquí (y, de
nuevo, gana el Marte guerrero en la persona de Octavio Augusto).
Como ya quedó dicho, el principal personaje de la obra es Cleopatra.
(aunque tiene 200 líneas menos de texto que Antonio). Contrariamente a
lo que pudiera parecer a primera vista, una actriz joven y de
arrasadora belleza no es la más indicada para hacer el papel. La
Cleopatra de Shakespeare es una mujer madura, con trayectoria (después
de todo, ya ha estado casada varias veces, una de ellas con el propio
Julio César). No obstante, tiene que convencer al público de que ha
sido -y sigue siendo- una mujer absolutamente embriagadora, una diosa
que hace que Marco Antonio se olvide de que tiene un imperio que
gobernar. Pero, por otro lado, también tiene que ser fría y calculadora
en algunos momentos, pero pasional y caprichosa en otros. Además, es la
única mujer ingeniosa de las tragedias. En resumen, un pedazo de papel
-de reto- para cualquier acriz con los treinta ya bien cumplidos. En lo
referente al tema del suicidio, queda a juicio del espectador si se
quita la vida porque no puede vivir sin Marco Antonio o, si uno es más
cínico, lo hace porque se ve vieja para seducir a Octavio Augusto y es
demasiado orgullosa para ver cómo la convierten en esclava de Roma.
En lo referente a Marco Antonio, es un personaje locamente enamorado
que se ve forzado a elegir: el placer del amor de Cleopatra o la
obligación de la guerra contra Octavio Augusto. Y, al final, ni lo uno
ni lo otro (como tantas veces en esta vida).
Entre los personajes secundarios, destaca Enobarbo, el fiel
lugarteniente de Marco Antonio, que se consume al ver a aquel gran
guerrero convertido en una marioneta de la pasión por Cleopatra.
Finalmente, se pasa al bando enemigo, aunque terminará muriendo por el
terrible sentimiento de culpa.
Octavio Augusto, en contraste, no es un papel demasiado atractivo: frío
y profesional, suena más a funcionario de la grandeza imperial que a
gran papel dramático.
En resumen, una bellísima obra sobre el amor maduro, sobre cómo la
pasión juvenil también anida en los corazones más maduros y,
tristemente, cómo el orden y la tranquilidad de Octavio Augusto acaban
derrotando a la locura y los sentimientos desatados de los amantes.